sábado, 16 de mayo de 2009

QUIERO DE VUELTA A MI CIUDAD


Hace aproximadamente cuarenta años, cuando existía la amabilidad, el amor, la conservación y el desarrollo de la ciudad, podíamos observar una Cali totalmente diferente a lo que es ahora, en la cual se veía reflejado el civismo que nos representaba. Aún pienso con algo de nostalgia en aquella Cali que gozaba de un notable reconocimiento a nivel regional y nacional gracias al carácter cívico y solidario por parte de la gran mayoría de sus habitantes. A mi mente vienen algunas historias de esos maravillosos momentos en los cuales era posible caminar tranquilamente por alguna de las calles de esta ciudad disfrutando de un entorno limpio, saludable y agradable sin el temor de ser asaltado. Pero con el paso de los años, la industrialización citadina y la pérdida de los valores sociales tenemos ahora como resultado del progreso, la desaparición parcial o quizá total de algo tan fundamental pero al mismo tiempo maravilloso: nuestro civismo. Una clara consecuencia de esa pérdida es el reciclaje de basuras ya que simplemente nos limitamos a producir desechos sin importar cuál será su paradero ¿Por qué es esto así?

Para comprender este problema, es necesario tener en cuenta el factor social que ha influenciado mayoritariamente a la transformación de nuestro civismo: la falta de pertenencia que tenemos frente a nuestra ciudad que se ha venido extendiendo en toda la población caleña. Al reflexionar sobre este tema, ofrecemos un pequeño granito de esperanza para, tal vez, poder salvar la ciudad de la decadencia en la que se encuentra y en la cual cada día está más sumergida.

Una razón que ha causado la falta de pertenencia con la ciudad es la enseñanza del civismo a los estudiantes. Para lograr una adecuada enseñanza de este valor, es necesario considerar que el civismo es una práctica y no una teoría. Generalmente los docentes caen en el error de llenar de información acerca del civismo a los educandos, sin observar que este es uno de los valores que se aprende mediante la formación ya que implica el desarrollo de hábitos y actitudes que no son el resultado de lindos discursos. Entonces, como ya tenemos presente que la enseñanza del civismo viene ligada directamente con la práctica, es pertinente que las instituciones encargadas de la formación tanto académica como personal de los estudiantes, promuevan actividades en las cuales estos puedan verse involucrados. Por ejemplo: que las instituciones educativas creen espacios en los cuales los alumnos puedan desarrollarse en sociedad compartiendo sus conceptos y puntos de vista con respecto a temas de interés. Así desarrollarán ciertos principios como la colaboración, solidaridad y espíritu democrático que son fundamentales para el entendimiento del civismo; además se puede lograr que el civismo se convierta en un hábito en la vida del educando.

De igual forma podemos atribuirle la falta de pertenencia que tenemos frente a nuestra ciudad a la falta de responsabilidad social en la población caleña. “Se entiende como responsabilidad social a la imputabilidad de una valoración positiva o negativa por el impacto que una decisión tiene en la sociedad”, por ende es preciso resaltar que ultimadamente hemos desarrollado una actitud no muy positiva frente a nuestra ciudad. Un ejemplo de ello es: cuando arrojamos basuras a las calles, cuando no respetamos las señales de tránsito, cuando no tenemos presentes nuestros deberes como ciudadanos, cuando no somos personas responsables con nuestro entorno, estas son algunas de las faltas que como ciudadanos cometemos a diario, quizá de una forma no consiente, pero con un gran impacto tanto a la ciudad como para los que la habitamos. Es importante considerar que la empresa de aseo ha sido privatizada, el relleno sanitario que utilizamos durante un largo tiempo ya está en su tope y ha sido trasladado hasta Yotoco, y aun así no tomamos conciencia de lo que estamos haciendo de la ciudad donde habitamos y convivimos en sociedad.

También es preciso aclarar que de cierto modo los caleños no actúan de manera autónoma y responsable: dependen de sus gobernantes para actuar cívicamente. Constantemente vivimos quejándonos, de los gobernantes que tenemos, que nunca hacen nada, que ¿para qué?, entonces, fue escogido, que no cumple lo que promete… pero realmente no tomamos conciencia que ellos no fueron escogidos para hacer las cosas, sino para representarnos y apoyarnos en los proyectos que nosotros como ciudadanos propongamos para el mejoramiento de la ciudad. No es preciso esperar a que otros hagan lo que nosotros debemos hacer, no es preciso depender de alguien para mejorar nuestra calidad de vida, no es preciso que alguien nos enseñe a ser cívicos, ser cívicos debe ser una iniciativa nuestra, como ciudadanos pertenecientes a una sociedad, lo que nos permitirá obtener cosas positivas. Por ejemplo: mantener a nuestra ciudad bonita y saludable, promover el bien común, sentir que hacemos parte de lo que de cierto modo nos pertenece.

La falta de pertenencia NO se ha venido extendiendo desde hace algunos años: si hay sentido de pertenencia hacia la ciudad pero se puede apreciar de otras formas: por ejemplo, las actividades culturales como la Feria de Cali, la afición por el fútbol, la identificación con la música salsa y las costumbres de la región las cuales nos identifican. Sin embargo, si pensamos de manera colectiva y constructiva, ser cívicos implica más que querer a la ciudad, es más que actuar como ciudadanos, es pensar en las consecuencias que les podamos ocasionar a otras personas, a la ciudad y al planeta con nuestros actos. Sin embargo no hemos tomado conciencia de que lo que hacemos no solo nos afecta a nosotros sino a la ciudad como tal.

Ahora, ya tenemos claro que la falta de pertenencia se da por diferentes razones, por ejemplo porque: el civismo no es enseñado de la mejor manera en algunas entidades educativas, por que el concepto de responsabilidad social no ha sido acogido por la población caleña o por el simple hecho de que no somos capaces de actuar de manera autónoma para la protección y mantenimiento de nuestra ciudad.

La pérdida del civismo ha ocasionado que ya no sintamos a Cali como nuestra ciudad. Parece que de un momento a otro, la Cali a la que nos sentíamos pertenecientes, llena de oportunidades y personas comprometidas por el bienestar de ella hubiera desaparecido. Por ello es preciso concientizarnos, llenarnos de orgullo y de sentido de pertenencia para ir poco a poco recuperar nuestra ciudad la que nos ha brindado tantas cosas bonitas, como: nuestra cultura, un lugar para vivir, nuestra identificación como ciudadano o nuestro certificado de pertenencia a una cultura, diferente de las demás. Ya es hora de que actuemos como personas y ciudadanos responsables, comprometidos por el bienestar de cada centímetro cuadrado de esta ciudad, que tengamos presente de donde provenimos y para donde vamos con cada acto, positivo o negativo, que realicemos, teniendo no solo presente nuestra cultura, sino con la de los demás con quienes convivimos. Realmente es necesario volver a esa Cali cívica y bonita de hace más de cuarenta años, en donde era posible hacer tantas cosas que ahora ya no, como caminar a altas horas de la noche sin el temor de ser asaltado, o gozar de un agradable ambiente saludable y limpio, así que ya es tiempo de tomar cartas sobre el asunto y tratar de recuperar nuestra ciudad, nosotros mismos, no esperando que alguno de nuestros gobernantes o altos mandos de este país lo hagan, porque la ciudad es responsabilidad de cada persona, de cada grupo, de cada sociedad, porque la responsabilidad es de todos y no de uno solo.












BIBLIOGRAFÍA


· http://www.correodelmaestro.com/anteriores/2004/diciembre/incert103.htm Visitada por última vez el sábado 16 de Mayo de 2009.

· http://es.wikipedia.org/wiki/Responsabilidad_social Visitada por última vez el viernes 15 de Mayo de 2009.

· http://www.universia.net.co/noticias/mas-noticias/la-autonoma-de-occidente-le-aporta-al-civismo-ciudadano.html Visitada por última vez el sábado 16 de Mayo de 2009.







ANGIE LIZETH MUÑOZ VARGAS
CÓD: 08211079
EXAMÉN FINAL DE COMUNICACIÓN II
ANDREA RODRIGUEZ